
En este extraño otoño hay cosas que sin embargo siguen como siempre. Algunos de los pocos castaños que pueden encontrarse en la sierra de Córdoba pierden sus hojas hasta la próxima primavera, creando un espectáculo cromático que define a la perfección a esta época del año. Cerca de allí, en una noche de lluvia, una salamandra sale de su escondite diurno para buscar pareja y reproducirse. Sus vivos tonos negros, amarillos y rojizos resultan sorprendentemente crípticos entre las hojas caídas, pero sus movimientos captan la atención de quien tenga la paciencia de buscarlas.

Así son las escenas de noviembre. Llamativas, pero efímeras.
José Márquez